Mientras, la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) volvió a exigir a Pyongyang su retorno a la mesa de negociaciones y la renuncia a pruebas de armas nucleares. También Rusia y China exigieron al país a retomar el diálogo.

“En el caso de que Estados Unidos y sus seguidores violen en lo más mínimo la soberanía de la República, nuestro Ejército y población ejercerán una venganza cien o mil veces mayor con un ataque militar despiadado”, afirma Corea del Norte en un comentario publicado ayer en el diario oficial “Minju Choson”.

El periódico acusa al presidente estadounidense, Barack Obama, de hipócrita por pronunciarse a favor de un mundo libre de armas nucleares y al mismo tiempo realizar esfuerzos febriles por desarrollar nuevas armas atómicas en su propio país. “El programa atómico no es monopolio de Estados Unidos”, manifestó.

El pasado viernes, la ONU agudizó las sanciones contra el país —impulsó mayores controles de los suministros prohibidos y llamó a no proporcionar más fondos al país, excepto ayuda humanitaria— en reacción a la prueba nuclear que Pyongyang realizó el 25 de mayo. Al mismo tiempo, Corea del Norte expulsó a los inspectores de la OIEA de su territorio y anunció su intención de reanudar la actividad en el complejo de Yongbyong.

La última amenaza de Pyongyang llega un día después de que Obama y el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, reiteraran en Washington su dura actitud en la disputa en torno al programa de armas atómicas norcoreanas.

Por otro lado, Kim Jong-un, el hijo más joven y aparente sucesor del dictador norcoreano Kim Jong-il, visitó China secretamente la semana pasada y el presidente Hu Jintao le instó a que Corea del Norte detenga sus planes de realizar más pruebas nucleares.

Un asistente de Jong-un, quien lo acompañó en el viaje, aprovechó la ocasión para informar a funcionarios chinos que Jong-un heredará el poder de su padre, dijo el informe basado en fuentes anónimas.

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